jueves, 25 de octubre de 2012

Disparando a la italiana


Análisis de “El Bueno, el Malo y el Feo” (1966)

Dos amigos están a punto de pelear y, en un intento desesperado por suavizar la situación, me paro en el medio y canto “tururururú guaaa gua guaaa”. Todos ríen porque saben a qué me refiero. Con tan solo tararearla, la mayoría de gente se imagina un duelo, pistolas y el viento llevándose una bola de alambres. “El Bueno, el Malo y el Feo” es una de esas películas cuya banda sonora ha trascendido de tal manera que es parte de la cultura popular y una común referencia a enfrentamientos.

La dupla Leone–Morricone (director y compositor) se juntó por tercera vez en un mundo donde abundan la testosterona, los malos olores y no es necesario ser guapo para ser el protagonista, o, al menos, uno de ellos, para lograr una película que se volvería la más conocida y comercial de todos los western. Es curioso, eso sí, que haya logrado esa imagen en el mercado, pues “El Bueno, el Malo y el Feo” es un spaghetti western, es decir, la respuesta en forma de parodia que algunos italianos hicieron hacia el conocido género americano. Así es, el ícono de los western, no solo por la historia, sino también por la música, es de producción italiana. Sin embargo, los spaghetti western se consideran ahora más un tributo que una parodia.

En el caso de este en particular, el título te cuenta sobre los tres protagonistas. El feo es Tuco, un pícaro que no sabes si odiar o sentir pena por él y de cuyas ocurrencias es imposible no reírse. Sus movimientos y hasta su aspecto recuerdan a una rata cavando por su comida, en este caso, dinero. Es el personaje con el que más simpatiza incluso Leone, el director y co-guionista. El malo es Angel Eyes u “Ojos de Ángel” y lleva ese título, porque, a pesar de que todos matan, él es un maldito, el malo por excelencia. ¿Y el bueno? Blondie, el misterioso, que solo habla para soltar frases épicas. Clint Eastwood en sus años mozos interpreta a este cowboy que mata, miente y traiciona, pero que igual es bueno. Eastwood no pudo haber elegido mejor época para ser actor, pues, y esto no es noticia, no es el actor más expresivo del medio. A pesar de esto, los planos detalle a su mirada y su pose de “relájate, tengo todo bajo control” lo vuelven el badass que todos queremos ser.

Luego de tener a la rata entretenida, al villano que no cree en nadie y al rubio misterioso, lo que queda es lo que los une. Pues, como buen tributo, esta película se trata sobre el dinero y la odisea para llegar a él. “Para tres hombres, la Guerra Civil no era el infierno. Era la práctica”, reza el slogan del film y es, para mí, lo que la hace diferente de otros western. No solo sucede durante la guerra, sino que les importa menos que el fin del mundo. Sus motivaciones son otras. Ahí lo relevante es tener una pistola y saber contar cuántas balas te quedan.

Visualmente, lo que llama la atención es el uso del fuera de campo. No solo hay muchos sonidos que no “se ven”, sino que los mismos personajes aparecen sorpresivamente en encuadres cerrados. Esto quizás funcionó antaño para hacer saber que nadie lo veía venir, pero ahora resulta un poco inverosímil. Además, otro punto que resalta es la distensión en la escenas de duelo. Diversos cambios de encuadre que muestran la tensión del momento en los intercambios de mirada, los dedos temblorosos y el lenguaje corporal, te adelantan que se viene una gran pelea. Como un trailer bien hecho que no te cuenta toda la película. De esta manera, “El Bueno, el Malo y el Feo” le rinde tributo a los grandes filmes americanos del Lejano Oeste y a sus héroes, no sin mandarles la indirecta de la poca verosimilitud, a cargo del amigo roedor. “Cuando tienes que disparar, dispara. No hables”, dice Tuco, después de disparar y dejemos en claro que es una línea muy inteligente, ya que ese es el defecto de todo villano cliché: hablar antes de dar el golpe final.

Este largometraje, donde no hacen falta las mujeres pero sí las elipsis, demuestra que no toda película mal recibida por la crítica está destinada al fracaso. Explosiones, largos viajes y humor acompañan a tres hombres en un desierto donde solo faltan los extraterrestres, como Morricone, porque se necesita ser de otro planeta para ser tan genio en la composición musical, o, quizás, lo único que se necesita es ser italiano.

martes, 23 de octubre de 2012

La corta vida de mis audífonos

Érase una vez unos audífonos empaquetados en una tienda de Los Angeles, California. Eran color turquesa y tenían forma de m&m's. Yo los vi tan deliciosos que fue amor a primera vista. Ellos me miraron y yo supe que encajaríamos perfecto. Ellos, mis orejas no simétricas y yo. Los compré y empezó una dulce relación. Ellos me entendían, yo los escuchaba. Melodiosa perfección. Y así pasaron los meses.

Un día pasé un susto terrible, se le salió la protección al zurdo, pero solo era algo temporal. Se pudo solucionar. Así es. Los problemas en las relaciones saludables siempre se arreglan. Y, entonces, vine a Santiago. Ellos me acompañaban en mis eternas caminatas del metro a la casa y me hacían ver todo más bonito. Las hojas otoñales en el camino y los ancianitos con su particular andar, todo tenía armonía.

Sin embargo, la felicidad no es para siempre. Llegó el día en que el zurdo simplemente dejó de funcionar. Siempre creeré que se resintió porque la mejor reproducción siempre la daba el diestro. Yo no dejé de quererlo, seguía poniéndomelo para no perder la costumbre. Pasó una semana así y, de pronto, sin ningún aviso, el diestro se detuvo y le dio paso al zurdo, que, orgulloso, tuvo un mejor desempeño. El otro estaba exhausto y yo lo comprendí. Cómo no hacerlo.

Pero hace una semana pasó algo inverosímil. Ambos se negaban a dejarme escuchar mi música. Incluso puse The Beatles para que se sintieran a gusto (a quién no le gusta el cuarteto de Liverpool). Descubrí que tenía que presionar la conexión al iPod para que funcionaran y así lo hice. No me quejé, pues sabía que podía afectarles. Tuve que caminar diez cuadras con mi dedo índice entumecido y con calambre para que no me defraudaran.

Eso no es lo peor. No sé qué hice mal, pero hoy sucedió algo terrible. Se rehusaron a funcionar. No importó cuántas caricias les di, ellos simplemente no dijeron ni un "A". ¿Acaso me habían declarado la Ley del Hielo? ¿Acaso era porque me habían escuchado admirar otros audífonos y considerar reemplazarlos? Seguro era por eso. Sentada en el metro yo solo pensaba en todas las formas de pedirles perdón. Empecé mi caminata hacia la casa y, de pronto, sucedió. Fue algo fugaz, pero suficiente como para escucharlo. Lo que pasó fue que tuve que poner el iPod perpendicular a mi abdomen con mi brazo recogido para que quisieran armonizar mi caminata. Lo hice. Merecía el castigo. La gente me miró, pero yo me concentré en mis dotes de cantante mental. Y llegué a mi destino y los audífonos, mis amores musicales, dejaron de funcionar para siempre...

¿Algún dato de dónde puedo conseguir unos baratos en Santiago?

lunes, 22 de octubre de 2012

Yo solía tener una cabellera larga

Y llegó el cambio de look. Mis rulos crecieron y era hora de decirles "adiós". Era el momento de dejar de renegar con ellos y verlos partir. Por fin atravesé mi etapa de rebeldía tardía.

En otras noticias. Me pasaron una página para hacer diseños en base a, según lo que me dicen, fractales. Es algo así como magia gracias a la matemática. Pero no se confundan, no es "aprende matemática de forma divertida", sino que es la oportunidad de crear diseños muy interesantes sobre los que no tienes total control. Pondré aquí mis dibujitos.

La página es: http://new.weavesilk.com/


Chau, dragón

martes, 18 de septiembre de 2012

18 de setiembre

Cuando llegué Santiago a comienzos de Agosto, yo no sabía qué era fome o cuático, si la pega era buena o mala, si era seca, si había comido caleta o si decir garabatos estaba bien. Para mí, "pendejo" era una mala palabra y lo único que sabía era moverme en el metro. Ahora hasta tengo la residencia chilena y me siento orgullosa de haberme acostumbrado tan rápido a todo, pero no hubiera sido posible sin todos esos amigos que pescaron desde el primer día mi cara de perdida. Los chilenos son geniales, demasiado cálidos y amigables. Como peruana, les digo: Siéntanse orgullosos de un país como Chile, cachai?
La foto se invirtió, po

Felices Fiestas Patrias!

martes, 28 de agosto de 2012

Roja soledad: Análisis de "Let the right one in"

Alguna vez oí hablar de los pactos de sangre. Rituales en los que cada miembro del grupo se corta para poder mezclar un poco de sí. A algunos les puede parecer asqueroso, impensable; a otros, intrigante. Pero hay seres con los que no se puede hacer eso, pues, quizás, quieran drenarte. “Let the right one in” nos sumerge en el mundo de Oskar, un niño que sufre de bullying y que se refugia en una amiga vecina de su misma edad, que, casualmente, es un vampiro.

Tomas Alfredson, director de la cinta, obliga al espectador a usar su imaginación, pues el fuera de campo es el recurso narrativo que más llama la atención. Sabemos que un hombre le ha cortado la yugular a otra persona y que la sangre está cayendo a un envase vacío porque lo escuchamos. Eso impacta. Es súper efectivo cómo utilizan el espacio en off, pues cada espectador se lo imagina diferente, se proyecta de acuerdo a su realidad. Entonces, cuando se escucha la sangre caer y no se ve, el cerebro se encarga de que lo visualices de manera verídica. Esto asusta más, pues es coherente dentro de tu universo; si lo viéramos, no tendría tanto efecto y hasta podría resultar gracioso.

Todo empeora cuando el sonido es amplificado en los momentos de tensión. El perro lamiendo la sangre, las respiraciones agitadas, el látigo, todos son sonidos que significan más y, por lo tanto, afectan más. Las sombras son bastante utilizadas, resalto el momento debajo del puente, con el tren pasando que hace un sonido de falso suspenso. La clave baja produce querer entrecerrar los ojos para ver mejor qué está sucediendo, a pesar de que ya sabemos qué viene. La blancura del día, reforzada por la nieve, hace pensar que es un momento de paz, de seguridad, en cambio, el juego de sombras durante la noche es para estar atento a cualquier señal. En general, la frialdad no se percibe solo porque es un crudo invierno, sino porque los colores son tratados de tal forma que sientes, incluso, deseos de abrigarse.

La sutileza con que son mostrados los crímenes crea un constante ambiente de deducción y logra asustar sin la necesidad de ser gráfico. Más bien, la composición de los encuadres es abierta y los planos detalle escasean. Le dejan todo en bandeja a la imaginación, que, por cierto, está encantada de poder ser un poco gore.

Enfrentarme a una película sueca de la cual no tenía ninguna referencia fue una grata experiencia. Sobre todo porque en una época en la que tenemos vampiros por todos lados, es bueno saber que todavía hay autores que pueden hacer una historia de amor sin quitarle el hecho de que son monstruos. De esta manera, me adentran en un mundo oscuro en el que siento lástima por un asesino y donde me muestran el lado más humano de una criatura de la noche. La empatía con los niños es inmediata. La relación que se va construyendo entre ellos es progresiva y, a pesar de que no hay mucho diálogo, la ternura y la intensidad están presentes. Y es algo que se mantiene a través de toda la película. Así como mi atención en la historia. La película me deja con varias dudas sobre mi integridad moral y por qué me da pena si no resulta un asesinato, pero, si de algo que estoy segura, es que estoy convencida de que no haré jamás un pacto de sangre.

jueves, 23 de agosto de 2012

Muerta 1

No, no te has confundido. No es un blog de maquillaje, auguraría un fracaso si pretendiera serlo. Soy solo yo publicando mi primer intento completo de maquillaje de calavera y practicando para la evaluación. Así es, después de gritar cada vez que algo me salía mal, terminé con este resultado. La verdad, la difuminación fue idea mía porque sentía que me veía como un gatito blanco de manchas negras. Ya publicaré mis otros intentos que, espero, tengan más éxito. Por cierto, mi tío quería que paseara así por el edificio, asustando a todos.

lunes, 20 de agosto de 2012

Conflicto matriz del largometraje



Matilde (20) es una confiada joven limeña que acaba de mudarse a Santiago teniendo como única referencia de ese país la de su abuela anti-chilena. Ella se matricula en la carrera de Literatura, en la que quiere demostrar sus habilidades. Sin embargo, conocerá a Sebastián (22), un tipo arrogante de buena reputación académica que querrá opacarla y con el que existirá tensión sexual. Todo empeorará cuando un profesor obligue a ambos a hacer equipo en la competencia inter-universitaria de debate. Deberán aprender a trabajar juntos y dejar de lado las diferencias. Finalmente, Matilde descubrirá que cuenta con Sebastián y abandonará sus prejuicios.

sábado, 11 de agosto de 2012

Chilenizándome

Los sucesos inesperados de la semana:

Había pedido un café y, cuando me lo dieron, dije "Gracia". Inmediatamente me tiré una cachetada mientras la gente me miraba raro y dije "Perdón, graciaSS". Ya empezó.

En mi camino a pie a la casa, justo antes de cruzar la pista, una extranjera me preguntó dónde quedaba la avenida IV Centenario y yo supe decirle. También le dije dónde estábamos y cómo llegar. Yee.

En clase, el profe detenía la explicación cada vez que usaba jerga para ver si yo había entendido.

Ya estoy aprendiendo cada vez más jerga. Los huecos de un horario son "ventanas" y el refrigerio es la "colación".

Solo espero sobrevivir sin que se me pegue el dejo, po.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Extremos


Solo me dio mucha risa esto de la coca "MarcaPerú".

lunes, 6 de agosto de 2012

El día más frío

Es verdad que hay veces en las que realmente me la creo cuando digo que soy una persona con suerte, pero también es verdad que hay un día cada seis meses en el que todo me sale mal. No sé si sea este el día, pero estuvo muy cerca de parecerse. Después de haber llegado con 20 minutos de anticipación a la UNIACC para mi primer día de clases como alumna de intercambio en la facultad de Guiones, leí, tuve clase y estuve maravillada (excepto por un par de palabras que no entendí). Luego fui a la facu de Teatro para esperar una hora y poder matricularme en un par de cursos ahí. Son Taller de Maquillaje y Voz II. Eran las 4pm y no había almorzado, lo único que tenía en mi cabeza era COMIDAAA. Subí al bus que me llevó al metro y en el metro tenía dos opciones. Decidí el camino largo pero conocido porque no me podía dar el lujo de perderme con tanta hambre. Bajé en Estación Magallanes y me dispuse a caminar lo que, según yo, eran 5 cuadras. Pues, a la quinta cuadra, el edificio se veía bien lejos y la lluvia empezó a caer justo en uno de los días más fríos de la temporada. Me puse la capucha y refugié mis manos para no perderlas congeladas. Llegué a la puerta del departamento y toqué la puerta. Como nadie me abría, llamé al teléfono fijo. Como nadie contestaba, le hablé por whatsapp a mi tía. Como mi tía me dijo que llamaría, solo esperé. Estuve media hora en el suelo del pasillo leyendo Frankenstein y esperando que no se le fuera la batería al celular. Cuando mi tía volvió a llamar, me dijo que fuera a la casa de sus amigos Lily y Jorge, a dos cuadras, pues no habría gente en la casa por una hora más. Emprendí mi camino y me recibieron cálidamente, con el almuerzo servido. El único problema es que... era hígado. Después de comerme todo el arroz y el postre, el tío llamó. Ya podía regresar al hogar. Lo primero que hice ya en mi cuarto fue abrir la laptop, pero, como no todo tiene final feliz, estuve 3 horas sin señal de Internet y sin poder contar todas las peripecias en el blog... hasta ahora.

domingo, 5 de agosto de 2012

En sus marcas, listos...

Yeee.

El frío me está tratando mejor. Ya tengo una cama. Ya compré mis útiles. Me registré para tener un ID (di mal la dirección). Mis papás y Kiara se fueron hoy. Mañana comienzo clases CHAN CHAN CHAN. ¿Qué pasa si me hacen bullying? Pasivo-agresividad al ataque. Me compré ropa y hoy ya la usé. Tengo ese síndrome que padecen muchas de tener que usar la prenda nueva inmediatamente al día siguiente (a menos que sea un vestido). La UNIACC se ve bastante hogareña y comunicadora. Me he matriculado en Proyecto Argumental de Largometraje, Taller de Análisis y Crítica de Cine, Narrativa para Niños y Jóvenes y Psicología Infantil. Me falta matricularme en los cursos de Teatro. Normalmente mis sueños previos a un día de cambio o estrés tienen que ver con apocalipsis zombies, pero hoy soñé que secuestraba a JK Rowling y hablaba con su manager, porque ella era feliz conmigo.

¿Y esta noche? ¿Escribiremos juntas sobre un apocalipsis?

lunes, 30 de julio de 2012

La ceguera de la distracción

Santiago me recibió de madrugada con CERO grados y un ventarrón que casi me hace perder una oreja. Lo primero que hice al llegar a casa de mi tía fue quitarme los lentes de contacto, botarlos y dormir. Total, en la maleta estaban los nuevos. Ya al mediodía desperté peleando con todo mi ser y me dispuse a abrir la maleta que, curiosamente, tenía el segurito de la aerolínea, no mi candado. Lo abrí y, ay, no era mi maleta. Para empeorar las cosas, mis lentes de contacto y de montura estaban en la maleta no habida. Llamamos y, tras seguir el protocolo, nos dijeron que estaba en el aeropuerto. En el camino, veía formas borrosas y luces psicodélicas en los túneles. Llegamos, fuimos a la "Estación de equipaje", devolví lo que no era mío (cual lección de infante) y pude ver de nuevo.

lunes, 23 de julio de 2012

Maleta para Santiago

Los saluda Angie desde Lima, Perú, reportando su última semana en estas tierras antes de partir al sur. Como no voy a poder evitar algunas catástrofes que se volverán anécdotas, este seguirá siendo el espacio para compartirlas. Pensé en crear otro blog, pero tendría que ponerme reglas y lo bonito de esto es que no es un diario, es un cuandomedalaganario.

Por lo pronto, estoy decidiendo qué juguetes llevaré. Así de serio es el asunto.

jueves, 10 de mayo de 2012

Dan por siempre

Recuerdo que en su discurso de despedida en Deathly Hallows parte 2, Daniel Radcliffe dijo que no sabía cómo él se había vuelto mi ídolo. Emma Watson, tan linda ella, le dijo que él es, fue y siempre será Harry Potter. Yo no quiero encasillarlo como el "Boy Who Lived", pero Emma tenía razón. En fin.

Daniel Radcliffe está de vuelta, pero esta vez interpretará a un poeta gay, Allan Ginsberg. Al respecto, mi querido Danielito comentó la frase de la foto. Es que alguien tan genial como él tenía que tener algo de sabiduría.

martes, 17 de abril de 2012

El látigo ideológico: La pesadilla de mi mano izquierda

Nací zurda (menos mal en 1991 y no en el medioevo) y fui criada por una zurda, mi mano izquierda nunca fue un problema en casa, había todo para diestros y todo para zurdos. Sin embargo, en Kinder llegaron los problemas. El primero fue aprendiendo lateralidad: "La derecha es la mano con la que escriben", enseñaba la miss, "levántenla". Mandaron anotación a la casa, preocupados porque no entendía cuál era mi derecha.

El segundo fue a vísperas del Día del Padre. Habíamos preparado unas tarjetas muy lindas y coloridas. Al final, teníamos que poner nuestro nombre en letra corrida, como manda quien-yo-no-sé, después de que la profesora nos enseñara cómo. Supuestamente, la mano tenía que fluir, tan simple, de izquierda a derecha. Ay de mí, no me salía la G. Mi mano fluía más que el agua, pero regresaba a la letra N. Empecé a hacer borrones porque ya había dejado de contar cuántas veces me había equivocado. Mi perfeccionismo infantil y el hecho de que era un regalo para mi adorado papá no ayudaron a que me saliera delinear "Angie". Así que empecé a llorar bajito, estaba arruinando la tarjeta. La profesora se dio cuenta y me castigó en la esquina hasta que me saliera bien. Es más, lo escribió en un papelito frente a mí, se veía tan fácil. Guiándome del papelito, hice lo que pude, pero nunca le di la tarjeta a mi papá. Era una vergüenza para mí.

Ahora soy zurdista, así que todo bien.

martes, 3 de abril de 2012

¿Orgullosa yo?

Nos quejamos porque no nos hacen caso, pero, cuando lo hacen, ya no nos importan. Es que, en serio, desde un inicio no importaron. La razón por la que nos molestábamos si es que no contestaban, volteaban, respondían o miraban era simple: ¿Cómo no me vas a hacer caso A MÍ?

Comprendan, no se pueden entregar desde el comienzo, nos condicionan a tener expectativas altas de ustedes todo el tiempo. Y no creo que puedan mantenerlas 24/7. No los estamos menospreciando, pero si están gileando, no se vayan a despedir con un "chau, cdt, ablao". En primer lugar, si creen que somos importantes, tómense el tiempo de escribir la palabra completa. En segundo lugar, nos tienen tan entretenidas y atentas a la conversación que no pueden cortar la línea así. No es nuestra forma de funcionar.

Nuestros cambios hormonales son un tema tabú, pero pobre de aquel que no lo tome en cuenta. Nuestras amigas son importantes. No todas son buenas consejeras, pero igual las escuchamos a todas. Deal with it.

Uno diría que después de tantos años de convivencia entre hombres y mujeres, ahora sabemos entendernos mutuamente. Estamos lejos de alcanzarlo. Bueno, más ustedes que nosotras.

Solo déjenos vivir con nuestro orgullo que, si desatas la furia de la bestia, se multiplica y fusiona. Lalalá.