martes, 8 de diciembre de 2009

Crítica a New Moon


Yo sé, como buena lectora, que las películas inspiradas en libros nunca serán mejores que éstos. Sin embargo, esta película fue hecha para las fans. No inventó otro desarrollo de la historia para hacerla más llevadera y nunca pretendió ser nominada al Oscar. Acepto que, como película, deja mucho que desear, pero creo que las fans son los que deciden al final. Ellas pueden quedar satisfechas o decepcionadas y, si en este caso, han dicho todo menos quejas sobre el resultado, debe de ser por algo. Puede ser que los actores no tengan las reacciones naturales, eso no los hace unos perdedores a los que hay que decirles "Sigue intentando". Puede ser que los efectos no hayan sido lo último en tecnología y que los diálogos pierdan la esencia del libro cuando se dicen en voz alta, eso no significa que se tenga que recurrir al sarcasmo. El Comercio y Somos han criticado duramente la película inspirada en el libro con menos alegrías de la saga de Crepúsculo, es decir, Luna Nueva. Dos hombres dedican una página de sus vidas a contar lo terrible que es la película, desde muecas forzadas hasta la historia en sí.

El Comercio
Crepúsculo: Luna Nueva
Por: Ricardo Bedoya


Después de una pequeña introducción acerca de lo que verdaderamente es un vampiro, señala que:
Aparecen los vampiros de apariencia cerúlea, más bien adolescentes, desprovistos de colmillos, llenos de dudas amorosas y de una castidad casi militante.

Y eso es solo el comienzo del golpe, pues la descripción es presidida por un ataque a la performance de los actores principales.

Edward: El vampiro adolescente es Robert Pattinson que quiere pero no puede. Es decir, busca simular el lánguido malestar consigo mismo del James Dean que marcó una generación, pero se queda haciendo pucheros.

Bella: Y el personaje de Bella, encarnado por Kristen Stewart es de una ñoñez sin atenuantes.

Además, deja en claro que los hombres-lobo no satisfacen las expectativas.

El problema es que Luna Nueva convierte a los licántropos en una banda de fisicoculturistas que se la pasan luciendo sus atributos pectorales.

Concluye con: Ni los lobos golpean, ni los vampiros fascinan, ni los enamorados conmueven, ni el terror asusta, ni la fantasía atrae, ni el romance persuade. Luna Nueva es una suma de vampiros desdentados, lobos con esteroides y amantes con anemia perniciosa.

Nice.


Somos
Chúpate esa, vampiro
Sebastián Pimentel


Bella: La romántica Bella - nombre muy original y sugerente - domina las escenas exhibiendo, de todas las formas posibles, su bien posada depresión.

Edward: Como no podía ser de otra manera, esto se debe a la ausencia de Edward, un vampiro más blanco y pálido que ella, pero no menos sufriente y melancólico.

Acerca de la película en sí, menciona que: Los que busquen algo de profundidad detrás del maquillaje solo encontrarán escenas de un melodramatismo grueso y sin muchos matices, y un producto que basa su efectividad en recursos epidérmicos redundantes y gratuitos (desde formas de pararse, de mirar, hasta múltiples variantes de looks andróginos y musculaturas atléticas).

Las poses - porque la película no está hecha de comportamientos "naturales", sino de un increíble show de subrayadas miradas artificiosamente posadas para la cámara - dominan el lenguaje cinematográfico, y convierten la narración en una aburrida compaginación de escenas-fetiches y de diálogos poco imaginativos.


Concluye: A veces la crítica coincide con el gusto de las masas. A veces, no. Pero ¿a quién le importa?


Yo no soy quien para decidir si una película es exquisita o si es un bodrio, solo digo que hay que respetar a las fans. Todos han sido adolescentes en algún momento y no lo deben olvidar.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Antojo peligroso

Ayer tuve una de esas tardes dulceras y se me ocurrió la genial idea de pedir que me hicieran panqueques. La respuesta que di cuando la muchacha me dijo que no sabía qué era ni cómo se hacía fue: Harina, huevos, leche y mucho amor. Me retiré a mi cuarto para dejar que los hiciera sin que la interrumpieran. Mientras tanto, regresé a conversar por MSN con Rodrigo y Alvaro. Todo marchaba bien hasta que empecé a percibir un ligero olor a quemado y cerré todas las conversaciones para acudir lo más pronto posible a la cocina, donde me encontré con una masa de proporciones gigantescas que me miraba amenazadoramente desde la sartén prendida.

Por una parte, le bajaba el fuego a la cocina y, por otra, le echaba más leche a la masa cruda. El humo empezó a disipar y la imagen de mi mamá en la puerta de la cocina me calmó. Ella estalló de la risa con tremendo espectáculo y con un simple "Necesita un huevo más" arregló el desorden. Las mamás tienen ese efecto mágico. Luego, yo tomé el mando e hice, en un principio, panqueques deformes. Sin embargo, los dos últimos fueron perfectos. La práctica hace al maestro. Claro, cuando terminé con toda la masa, ya se me había pasado el antojo. Sólo comí uno con miel.

Las lecciones del día son:
-Los intelectuales no servimos en la cocina.
-Las mamás saben lo que uno necesita.
-La práctica hace que te equivoques mucho.
-Mucha masa te quita el antojo.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Caricia de esperanza

Siempre he intentado ser optimista. A algunos les molesta, a otros les alivia. Puede que mi lado positivo esté demasiado rebuscado para volverse realidad en algunas situaciones, pero estoy convencida de que el primer paso para lograr un objetivo es creer. Si no quieres creer que todo saldrá bien, cree que siempre existirán aquellos que están peor. Si la vida te ha maltratado, deja de darle razones, no creas que tiene ni una pizca de oportunidad de hacerte caer de nuevo. Podrás tropezar, podrá dolerte mucho, pero no caerás. Los problemas existen porque hay soluciones para ellos. Tú tienes la capacidad de desaparecerlos, como también de empeorarlos.

Yo creo en las sonrisas, creo que curan, que alivian, que despiertan aquello que diste por muerto, pero que, en verdad, estaba durmiendo. Creo que, en el momento en el que tú siembras una semillita, sabes que lo más probable es que se muera antes de germinar. Igual le dedicas tiempo y la cuidas, ¿por qué? Porque crees que sí saldrá. El día en que la cabecita del débil y pequeño tallo asoma, la alegría no cabe en ti. Desde ahí, con un poco más de seguridad, la riegas e, incluso, le hablas. La plantita sigue creciendo y haciéndose más fuerte. Es posible que algún día, por alguna razón, te olvides de ella. Seguirá esforzándose por hacerse más grande y, aunque el sol le cambie el color, sabe que, tarde o temprano, te acordarás de ella y la refrescarás. De nuevo, cree.

Cuando sientas que no queda más, que el mundo no sirve, que nos vamos directo a la perdición ahogándonos en egoísmo y asesinando lentamente lo que llamamos planeta Tierra, recuerda que basta con que salga una cabecita diferente. Te iluminará y te darás cuenta de que nunca se deben perder las esperanzas, pues, incluso en la noche más oscura, brilla una estrella. Las esperanzas siempre estarán presentes, sólo tienes que creer en ellas. Lo demás que fluya. Ya habrá tiempo para pensar en eso.

Esta fue la reflexión de medianoche, la caresse d'espoir, la caricia de esperanza, que te acompañará tal como lo haría el más fiel de los amigos.



"Si un día te da la locura de llorar, llámame. No prometo hacerte sonreír, pero puedo llorar contigo."


Para: Rodrigo Chávez, ese amigo de ideas locas y sombrero